domingo, 24 de abril de 2011

Suculenta venganza



24 de abril de 2010
Qué tal, amigas y amigos lectores, este día, nuestro espacio está impregnado de aroma a chocolate caliente, buñuelos de mazapán y flan de mamey, que brota de la cocina de quien, a la par que al saber y la escritura, se dedicó a develar los secretos alquímicos de la preparación de alimentos, su nombre, Juana Inés, o tal vez debamos llamarla, para hacer justicia, ave fénix o décima musa, como la nombra el padre Calleja, cuya búsqueda escabrosa de información en pos de convertirse en biógrafo de tan admirable mujer, es narrada impecablemente por medio de la pluma hábil de Mónica Zagal, quien se define a sí misma como una “lectora voraz y escritora clandestina”. Ella, nos muestra a una Sor Juana cuchara y cebollas en mano, dispuesta a utilizar sus conocimientos culinarios y a valerse de la sazón de María, la esclava, e Ignacia, la india, obedientes en todo momento a su generala para que, confabuladas, consiguieran que doña Juana conquistara el estómago de sus confesores, en un afán de evitar que el clero y la inquisición, dos y una misma cosa, la castigaran por ser mujer, brillante como ninguna, e incluso, como ninguno.
     “La venganza de Sor Juana”, título de la primera novela de la autora antes mencionada, nos deja entrever que la revancha puede darse por medio de hacer delirar de gozo olfatos y paladares, ello, da una vuelta de tuerca a la cocina, concebida desde antes y hasta ahora como un lugar primordialmente femenino, en un sentido peyorativo, así como confirma que “a los hombres se les conquista por el estómago”, sin embargo, esta vez no para enamorarlos, sino para aficionarlos a los magníficos guisos, suculentos vinos y postres, que mantuvieran sus juicios mesurados y sus prejuicios sin terribles efectos, en la persona de la monja que lo mismo con las palabras que con los sabores, siempre tuvo tino, o casi… porque una vez seducido por la comida, el padre Núñez teme verse embelesado ante el encanto de Sor Juana y dejarse llevar por la lujuria, demonio siempre tan temido por el clero, desde aquellos ayeres, hasta hoy, como sabemos, y entonces, don Pedro Arellano y Sosa será el nuevo confesor, por recomendación de su antecesor, ¡Juana Inés no puede negarse!, pero… ¿tendrán igual efecto en él los tamalitos de guachinango y mole de calabaza de Castilla, o los camarones gamba en salsa de tamarindo y chile meco? Anímense a saberlo, la obra de Zagal, puede ser un magnífico obsequio para conmemorar, aunque un poco tardíamente, el Día del Libro, celebrado ayer, porque no hay mejor regalo que ése, un buen libro.
     Muchas felicidades a las ganadoras del anterior Juego de ingenio, por esta vez, hubo una recompensa para tres lectoras: Luz Jiménez Carreón, Zuemy Anette Flores Rondín y Zaira Janeth Martínez Ocampo; la respuesta: Sor Juana Inés de la Cruz.
     El juego de hoy, es éste: Se escucha un grito en la negra noche, oscura como el gato de cola traviesa que hurga en las cuencas vacías de un cráneo por donde brotan los gusanos. Tu corazón, delata el nombre con que te veneramos, genio de los excesos, amo de los misterios, hombre inmortal. ¿Sabes la respuesta? Házmela saber, te espero, en el_ladron_de_libros@live.com.mx

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