lunes, 25 de abril de 2011

¿Qué tal un cuento antes de dormir?


30 de octubre de 2010
Lo vi entre los pasillos de la feria del libro instalada en el Zócalo de la Ciudad de México y de inmediato llamó mi atención. En su portada, una rosa negra rociada de sangre me prometió el reencuentro con mis más profundos temores. La sinopsis, definitivamente me atrapó. 
     Sin dudarlo, tomé un ejemplar en mis manos y lo coloqué en mi bolsa de tesoros con olor a tinta, concienzudamente seleccionados aquella tarde. En ese instante, volví a experimentar la urgencia de más horas en soledad dedicadas a la lectura, en medio de mi agitada vida como maestro y aspirante a escritor. 
     Ya en casa, la creciente curiosidad me llevó hasta ese libro, colocado junto a tantos que aguardan ser leídos, puestos aquí y allá, en esperas breves o prolongadas según mis necesidades de lectura, estado de ánimo e intereses momentáneos. Bastó, no obstante, leer las primeras páginas para quedar enganchado e imaginarme en diálogo con Craig Russell, el autor, mago del misterio, navegante a través de la oscura naturaleza humana.
     Todo comienza cuando el cadáver de una joven es hallado en una playa de Hamburgo. En la mano, una nota manuscrita afirma: “He estado bajo tierra y ya es hora de que vuelva a casa”. Posteriormente, otros fieros e ingeniosos crímenes van dejando pistas, que como las migas de pan de Hansel y Gretel, señalan los rastros cifrados que hacen que Jan Fabel, jefe de la brigada de homicidios de la policía, junto con su equipo, deban realizar nuevas lecturas de los cuentos de los hermanos Grimm. 
     ¿Quién no recuerda a la niña ataviada de rojo tentada por el lobo, camino a casa de su abuela? ¿O a la hermosa mujer de larga cabellera, prisionera en aquella torre, donde permanecerá hasta ser rescatada? ¿Qué significan verdaderamente estas historias y qué pretenden enseñarnos? Sí, lo sé, es probable que al leer estas líneas, evocando los cuentos que solían contarle los abuelos en su niñez, usted, apreciable lector, piense que ya es mayor para creer en ellos, permítame sin embargo objetar esta opinión, porque, ¿qué son entonces sino estas mismas historias, repetidas innumerables veces, los modernos relatos de psicópatas y descuartizadores? 
     En ello, concuerdo con Weiss, personaje crucial de “Cuento de muerte” y uno de los principales sospechosos de los asesinatos perpetrados en el transcurso de la trama. Sagazmente, él afirma: “En lugar de elfos y koboldos y lobos hambrientos que acechan en los rincones oscuros del bosque, tenemos caníbales y diseccionadores y secuestradores acechando en los rincones oscuros de nuestras ciudades”.
     Al final, incluso el detective Fabel, escéptico al principio, admite que en efecto todo sigue siendo lo mismo. Todavía necesitamos cuentos de hadas para asustarnos, horrores imaginarios, tanto como temores reales. Y siempre están ahí… a nuestro alcance. ¿Qué tal un cuento esta noche, antes de dormir?
     Muchas gracias a todas y todos los participantes del Desafío de escritura convocado las últimas semanas, en breve, serán publicados los resultados. Si desean seguir sintiendo miedo esta temporada, escríbanme y a vuelta de su mail, recibirán dos libros digitalizados, para estremecerse en la calidez de las noches de asueto que se avecinan. Les espero en: el_ladron_de_libros@live.com.mx

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