lunes, 25 de abril de 2011

De lo más atroz, Katzenbach, ¿qué viene después?


2 de octubre de 2010
Hasta hace un par de años, acostumbraba llevar conmigo un pesado equipaje en cada ocasión, en que debía transportar aspiraciones y sueños a otras tierras, al emprender nuevos proyectos de estudio o trabajo, lejos del sitio que elegí para vivir. Sin embargo, al preparar mi maleta de viaje a escasas horas de tomar el autobús hacia Pachuca, en el hasta entonces desconocido para mí, estado de Hidalgo, no obstante ya desistí de verme acompañado por demasiadas cosas, ya se trate de ropa o efectos personales, no pude resistirme a la tentación de incluir el libro, que en este momento me tiene atrapado y sin deseos de escapar, entre el olor de sus páginas, trama e ideas que surgen en mí, con la lectura de cada uno de sus adictivos capítulos.
     De tal manera, que “El profesor”, de inmediato se hizo sitio entre los jeans y las ganas de aprender, guardados junto a las camisas, el peine y cepillo de dientes, que se sujetaron entre sí, para no volverse en caos ni siquiera, cuando una vez que hube terminado de arreglar mi maleta, la coloqué verticalmente, lista ya para partir.
     Mi amigo Pedro y yo, con los avances de investigación que habríamos de presentar en la bien llamada, ahora lo sé, “bella airosa”, bien sostenidos bajo el brazo, partimos a la medianoche hacia Ciudad de México, mi refugio preferido, sin contar con que una vez allí tendríamos que aguardar a que el primer transporte con horario matutino, partiera hacia la también nombrada “ciudad de la plata”, probando con ello que la sabiduría popular, una vez más no se equivoca, al afirmar que no por madrugar en exceso, la mañana arribará antes de lo habitual. 
     Entonces, tuve la oportunidad perfecta de acompañarme con un vaso de humeante café, decepcionantemente apenas pasable, en la espera del amanecer, sumergido en el reencuentro con Katzenbach y los laberintos delineados en la psique de los personajes de su novela, divergentes pero que confluyen en una serie de eventos que los entrelazan en los mundos real y virtual, a donde viajan de ida y vuelta, dejándonos entrever perversas posibilidades de cosificación y comercialización de seres humanos, utilizados en la web para satisfacer la atracción hacia los más insospechados placeres, en quienes gozan con la incertidumbre de no saber, de lo más atroz, qué viene después
     Éste es justamente el título en inglés de la obra, What goes next, donde el autor, maestro del thriller psicológico, nos presenta al profesor universitario retirado Adrian Thomas, ante el dilema de terminar con su vida debido a padecer demencia degenerativa, o bien, asumir la responsabilidad de Jennifer Rigins, de cuyo rapto es testigo, y en cuya búsqueda le acompañan las evocaciones de seres queridos que atraviesan el umbral de la muerte, tomando formas de realidad; para fortalecerle, aconsejarle y acompañarle, en una aventura tan arriesgada como llena de impresionantes hallazgos en el lado oscuro de la luna, de la contradictoria naturaleza humana. 
     “El profesor”, me alerta sobre las sombras y pozos en el internet, así como acerca de los intersticios que tienen lugar, en pos de una absoluta “libertad” en el ciberespacio, sin contenciones en reglas claras, ni restricciones…
     Paralelamente, me hace recobrar la esperanza, porque Thomas me hace pensar en la responsabilidad que se tiene hacia el otro, únicamente por pertenecer ambos al género humano.
     Asimismo, el protagonista me confirma esa idea que tantas veces he tenido, respecto a que el retiro de la profesión no tiene por qué señalar el término del ciclo vital, como ni siquiera puede hacerlo, si no se lo permitimos, un terrible mal contra el que apenas puede lucharse, puesto que lo verdaderamente devastador es en realidad, una existencia vacía de sentido, carente del reconocimiento de lo imprescindible que son las y los demás, para no olvidar quién se es… y por qué merece la pena aferrarse a la vida, a pesar de todo.
     Por ello, coincido con Katzenbach en que un solo adjetivo define a éste, su nuevo libro: fascinante.
     Escríbanme, les espero en: el_ladron_de_libros@live.com.mx

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