lunes, 25 de abril de 2011

Mis queridos libros


23 de abril de 2011
Hace catorce años, en Madrid, Marisol me obsequió mi primer libro: “Del Big Ban a los agujeros negros”, de Stephen Hawking. Durante los meses que viví en España, también leí “El Alquimista” de Paulo Coelho, “No se lo digas a nadie” de Jaime Bayly y mi favorito hasta hoy: “La estrella de la guarda” de Alan Hollinghurst. Al volver a Iguala, decidí vivir solo y me mudé. En una pequeña caja me acompañaron mis libros. En aquellos ayeres apenas subsistía con lo que ganaba, por ello, mi biblioteca recién inaugurada crecía muy lentamente. Sin embargo, la semilla ya estaba sembrada. Cada viernes, al volver del pueblo donde trabajaba como maestro, iba hasta la biblioteca “Ambrosio Figueroa” y cambiaba los tres libros leídos por otros que elegía con esmero, entre los estantes de aquel universo de obras y autores. Así fue como leí a Jaime Sabines, Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Augusto Monterroso, Ángeles Mastretta y tantos más. Al mismo tiempo, cada vez que podía me compraba un libro. Leí casi completos a Hermann Hesse y a Nietzsche, y empecé a notar que unas obras me llevaban a otras. Leía cada vez con mayor avidez y mi inteligencia se sentía, gratamente estimulada. Un día, llegó hasta mi puerta uno de los mejores regalos que he recibido: ¡“Sangre en la piscina” de Agatha Christie! Marisol, que me inculcó el amor por los libros, ahora me obsequiaba aquella novela con la que había fundado su biblioteca. Entonces descubrí, que cada ejemplar que añadía a mi librero tenía un significado particular. Hasta hoy lo pienso así. Los libros son objetos de uso personal. Salvo los de las bibliotecas, no deben prestarse. Quizá cuando mire mi muerte en el espejo, me decida a donar mis queridos libros. Por ahora soy egoísta. No me gusta prestarlos porque cada ejemplar es único. Lo aprecio por lo aprendido, pero también por su historia. ¿Cómo sustituir “El corazón es mentiroso” dedicado para mí, por Azael? ¿O cada una de las novelas de Saramago que han ido conmigo a tantos lugares? ¿O aquellos libros encontrados tras una mañana completa de búsqueda entre los recovecos de alguna librería de viejo? ¿O los comprados en lugar de unos zapatos o de una camisa? Libros subrayados y con notas en los márgenes. Páginas manchadas de café o cagadas por las palomas en algún parque. Bordes modelados por los colmillos de Niza y signos de admiración, dibujados alguna madrugada, al final de una frase que me ha dejado perplejo. Cada libro es irremplazable. Hoy, que el estado de cuenta en mi tarjeta de crédito me recuerda varias novelas negras compradas a plazos, tengo una biblioteca de la que me siento muy orgulloso. He invertido en mis libros y en su lectura, mi lucidez y la certeza, de que gracias a ellos mi vida es mejor. Tengo libros aún con la cubierta plástica que los protege antes de ser estrenados. Libros releídos en cada ocasión, que mi corazón lo determina necesario. Tengo libros de todo tipo, que algún día clasificaré como lo hizo Monterroso. Libros escritos por mis maestras y por algún amigo, que me recuerdan que los hacedores de palabras son personas como yo, que sufren, que aman, que odian, y que imaginan. El aroma de mis libros impregna todo mi espacio, porque están en todas partes. En mi mesa de trabajo y en una alacena habilitada como librero. También están en mi habitación, aguardándome dentro de varias cajas tras mi reciente mudanza. Tengo algunos más, en la casa de mi madre. Ahí me esperan pacientemente mis primeros libros, que algún día volveré a leer. Con ellos he aprendido, he llorado y han hecho brotar mis carcajadas en lugares públicos, a donde se me voltea a mirar con sospecha. En los libros hallo ganas de vivir e impulso para mis ideas. No imagino mis días sin ellos. Despojado de su compañía, moriría de nostalgia. Fieles compañeros de mi pobreza, guardianes de mis convicciones, culpables de mi ira y mi felicidad. Libros: alimento de mi creatividad; cómplices de aventuras y romances imaginados entre sus páginas. Mis queridos libros: compañeros de viaje en mi paso por la vida. Les espero en: el_ladron_de_libros@live.com.mx

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