sábado, 13 de julio de 2013

¡A Navegar por la Fantasía este verano, en Casa de la Cultura Iguala!


 
 
 
Casa de la Cultura Iguala de la UAGro

Director: Mtro. Mario Rodríguez Díaz

Taller de Escritura Creativa Navegantes de la Fantasía

Mediador: Mtro. Hermes Castañeda Caudana

 

Descripción general

El Taller de Escritura Creativa Navegantes de la Fantasía se integra por segunda ocasión a los talleres de verano de Casa de la Cultura Iguala de la UAGro, para brindar la oportunidad a niños y jóvenes de siete a dieciséis años de edad, de acercarse a la Literatura y experimentar actividades con los libros y la escritura, que favorezcan el despliegue de su creatividad e imaginación.

El Taller se realizará del 15 de julio al 9 de agosto, de lunes a viernes, de 16:00 a 18:00 horas, en Ramón Corona No.30, colonia Centro.

Los participantes utilizarán un cuaderno, lápiz, tijeras y pegamento. En el transcurso del verano, podrán solicitar a préstamo libros que sean de su interés, del acervo con que contamos especialmente para las actividades literarias de nuestro recinto cultural.

El Taller consiste en actividades variadas de acercamiento a los libros, así como en actividades de escritura creativa, planteadas desde una plataforma teórica y didáctica de la creación literaria.

Al término del Taller, los Navegantes de la Fantasía contarán con textos de su autoría, que leerán en la clausura de cursos de verano en Casa de la Cultura Iguala. Los textos mejor logrados, trabajados en taller durante las sesiones de clase, se incluirán en una antología que se expondrá como producto de aprendizaje, en el cierre de los trabajos.

 

Propósitos

En el Taller se espera que los participantes:

  Acrecienten su interés hacia la Literatura, como resultado de vivir experiencias diversas de acercamiento a los libros.

  Desplieguen su creatividad, imaginación y pericia en la creación de textos propios, de diversos géneros literarios.

  Desarrollen un sentido de pertenencia a una comunidad de lectores y escritores, que se distinguen por hallar un sentido de diversión y aprendizaje, en la Literatura.

 

Sustento teórico y didáctico del Taller

El Taller se sustenta en la línea de investigación y trabajo, teoría y didáctica de la creación literaria, fundada por la doctora Ethel Kolteniuk Krauze en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM).

El planteamiento central del Taller consiste en que, a través del acompañamiento de un mediador, que haga las veces de modelo de lector, escritor y tutor de creación literaria, niños y jóvenes se aproximen amigablemente a los libros y a diferentes usos de la palabra escrita, en un ambiente propicio para la diversión y el aprendizaje.

El grupo de pares, así mismo, tendrá un papel central en la efectividad del dispositivo educativo que se propone, porque la disposición positiva y contribuciones de los niños y jóvenes, darán lugar a las condiciones de trabajo propicias para aprender del otro y con el otro.

 

Ejes de trabajo en el Taller

Los ejes de trabajo en el Taller de Escritura Creativa Navegantes de la Fantasía, son:

Actividades de acercamiento a los libros y la lectura; que comprende, lectura de libros bajo modalidades variadas; presentaciones de libros –por los participantes e invitados–, entre otras actividades para favorecer amigablemente el interés de niños y jóvenes hacia la Literatura hecha por otros.

Actividades de escritura creativa; bajo variantes como la calca, ejercicios de escritura derivada, aplicación de técnicas para la escritura en diversos géneros e implementación de recursos literarios, principalmente.

 

Inscripción y acreditación

Las inscripciones e informes se llevan a cabo desde la publicación del presente programa y hasta el inicio del Taller, en Ramón Corona No.30, colonia Centro (Tel. 3322870), o bien, vía Facebook: Hermes Castañeda Caudana

Al final del Taller se otorgará una constancia, para lo cual es indispensable haber asistido a un mínimo de 80% de las sesiones de clase.

 

Algo sobre el mediador literario

Hermes Castañeda Caudana es egresado del Doctorado en Literatura del CIDHEM y del Doctorado en Ciencias de la Educación del Instituto Pedagógico de Estudios de Posgrado (IPEP).

Es Maestro en Formación y Práctica Docente, por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), unidad 123, de Iguala, Gro.

Cursó talleres literarios con la escritora Rosa Nissán, en Casa Universitaria del Libro (CASUL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ha diseñado e impartido talleres literarios para niños, jóvenes y adultos en el Centro de Actualización del Magisterio de Iguala (CAM de Iguala), en Casa de la Cultura Iguala de la UAGro y en diversas instituciones de educación básica y Escuelas Normales de Guerrero y Morelos.

Ha participado en lectura de su obra literaria en actividades convocadas por En busca del lector perdido y Colectivo Enjambre, en Chilpancingo; Club Rotario de Iguala y Nómadas Creativos, en Veracruz.

En 2012 obtuvo el Tercer Lugar Nacional en los XXIX Juegos Florales de la Plata de Taxco de Alarcón, Gro. 

sábado, 19 de mayo de 2012

Carta a Lupita Calles, autora de Cromosoma X


Querida Lupita:
Eres todas las mujeres que viven en ti; la subversiva, la casi tímida, la atrevida, la rebelde, la apasionada, la internauta, la de ayer, la que serás y ésta que hoy vemos aquí. En Cromosoma X. Tu nuevo libro. En la dedicatoria anticipas que no todo lo que narras es verdad; dices: “[…] algunas historias son cuentos […], deseos reprimidos y situaciones que se quedaron grabadas como sobresalientes en mi mente”. (Calles, 2011, p.8). Y sobre aviso –que conste–, no hay engaño. Lo que hay es arte. Es Literatura.
     En tus escritos se entrevé tu desnudez para quienes te conocemos. Si no es así, no importa. Porque incluso aquellas historias que rescatas de tu olvido, lo más fidedignamente posible y con lujo de detalles, poco habrían de decir a quien te leyera, si sólo de contar tu vida se tratase. Sin embargo, Pipis, tus creaciones cobran el sentido más interesante cuando dicen a otras mujeres y a otros hombres, algo sobre ellos mismos; sobre lo que aman, gozan y sufren; sobre lo que temen, sueñan y viven.
     En varias ocasiones hemos conversado, querida amiga, sobre el prejuicio que existe en torno a la escritura autobiográfica; hay quien dice que ésta no es literatura, que posee tan sólo un carácter anecdótico sin mayor posibilidad de trascendencia. Pero, ¿y si se publica un pasaje de la propia vida declarando que se trata de un cuento o una novela? ¿Dónde se coloca el límite entre lo verdadero y lo inventado en una obra a cuya trama se atribuya una sospechosa similitud con la vida del autor? Y esto, ¿qué importaría, después de todo, si abrevar de las palabras de esa obra nos resulta placentero o inquietante? ¿Quién podría diseccionar los personajes y mirarlos bajo la lupa, a fin de encontrar en ellos al escritor y a los demás seres en que se inspira? Además, ¿por qué lo haría?
     En el texto literario, el espectáculo comienza cuando el autor, tras hacer acopio de lo vivido para invocar a la musa, arropa sus textos. En ese momento, la materia prima autobiográfica se convierte en una obra que ante todo busca ser verosímil y, con técnica e imaginación, difumina tras velos multicolores, la completa desnudez inicial. Esto es a lo que Vargas Llosa (2011) llama el striptease a la inversa. Por eso, Guadalupe, tú y yo somos desnudistas.
     El escenario de la hoja en blanco o la pantalla de la computadora, nos brinda la oportunidad de vestir nuestras vivencias; o mezclar ingeniosamente lo que atañe a  nuestra historia, con lo imaginado, lo deseado, lo temido, lo descabellado, o lo improbable. En el momento de la creación, decidimos el ritmo y los movimientos. El clamor del público o su indiferencia nos indicarán, lo seductor o tibio del espectáculo brindado.
     En tu obra, escritora, se aprecian tu agudeza y tu pericia, y está presente la mano de tus maestros. Utilizas las herramientas que te han mostrado y has hecho tuyas. Así también, cada vez más eres consciente de tu proceso creador y de la forma, en que consigues que la musa se haga presente y, embelesada, se vuelva una contigo, como la inseparable soledad de alguna de tus personajes, y entonces escribas desde la madrugada y en cualquier hora del día o la noche, en que la atmósfera propicia te permite dar vida a más textos; escribes al recordar, al evocarte las canciones los momentos del ayer que hoy reelaboras, y al montarte en ilusiones y quizás, para ser junto a los seres que construyes en tus relatos, esas otras mujeres, Lupita, que has sido ya y que tal vez no serás.
     En tu obra, sin duda estás. También lo estamos cada uno que se atreve a vivir, con la complicidad del lector, las vidas que latentes permanecen, en el tintero de lo posible, de lo aspirable, o del jamás. No obstante, hurgar para encontrar como tesoros, vestigios de tu historia entre tus textos, no es suficiente si quien bebe de tus letras, no te dibuja como la mujer que conocemos tus amigos, tus maestros, quienes te aman, o aquellos que estoy seguro te temen.
     Como mariposas monarca emergiendo de crisálidas, dejas volar en libertad los frutos de tu vientre literario y das a otros lo que eres; porque lo vives, padeces, gozas, sueñas o imaginas. Y es únicamente en este sentido, que eres lo que escribes, que estás en tus palabras, que las mujeres que naciste son espejos; donde te miras de las múltiples formas que eres, y de aquellas que únicamente en lo que escribes, vivirán.
     Cromosoma X ratifica lo vislumbrado por los expertos que se refirieron a tu obra en Atisbos y precipicios; en que te miraron distinta, una voz suigéneris en la narrativa mexicana, que rompe estereotipos, se subleva, resignifica lo femenino y nos deja a todos tus lectores con ganas de saber quién es esa mujer de lucha y corazón implacable, que lo mismo teje historias amorosas, que da reveses a la ignominia, a la mediocridad y a los arneses en que la tradición ha colocado a la mujer, Lupita, que tú no eres; conforme, sumisa, sosegada y oprimida.
     No habremos de buscar –quienes sabemos o creemos saber qué tan cierto es lo que narras, ni quien no tiene interés en corroborarlo– a Lupita Calles en tus historias y manifiestos. Sin duda, vives en tus escritos. Pero es la vida que celebras, la que devuelves para tus lectores más nítida y colmada de tus significados del mundo y de la vida, la que nos obsequias para nadar en ella junto contigo; quienquiera que seas, la que fuere que hayas sido o serás.
     Felicidades, Pipis, por parir para ti y para nosotros una nueva obra literaria. Por mostrarnos los juegos infinitos que es posible realizar con lo vivido cuando se imagina, se inventa, se trabaja con oficio y se recrea la vida en una obra de arte –que sin importar si confiesa verdades o mentiras–, nos produce un gozo inigualable al disfrutarte, al leerte, al abrazarte en cada línea y querer ser tú; acompañar a tus personajes a la sex shop, a sus romances furtivos y virtuales, a las marchas de protesta por justicia social, y perfumarnos con Chanel número cinco y ser tan infieles como se pueda, que la vida se va y el mundo con todos sus entuertos, aquí se queda.
     Gracias por enchinarme la piel con tus palabras; aplaudo tu lucidez y te acompaño. Sigue andando. Al ritmo del rock de los 60’s y 70’s, sácame a bailar. Vuelo contigo, paloma hembra; mujer sin estigmas ni convencionalismos. Magnífica amiga. Escritora chingona. Continúa. Que tu Cromosoma X empuje las palabras que nos faltan; para saber que en tu sexo está la fuerza que te mueve, que te insufla vida, que te hace ser así. Guadalupe. Lupita. Pipis. Mujer de tantos nombres; de tantos hombres y de ninguno. Moradora de tiernas madrugadas. Incitadora de inteligencia. Gran escritora.
Hermes Castañeda Caudana
Madrugada del 16 de mayo de 2012.
Desde La Casa del Cirián.
Obras referidas
Calles Salazar, María Guadalupe (2011) Cromosoma X. Editora Independiente: México.
Vargas Llosa, Mario (2011) Cartas a un joven novelista. México: Alfaguara.

martes, 1 de mayo de 2012

Leer y escribir por contagio

Hermes Castañeda Caudana
Mi nombre es Hermes. Soy escritor y tutor de escritura, o eso digo. Tengo treinta y tantos años, y en mis oídos resuena aquella canción de Víctor Manuel San José en la voz de Ana Belén (Yo también nací en el 53) y, aunque nací varios años después de lo que dice esa letra que tantas emociones me provoca, me identifico con ella porque, como el cantautor, jamás le tuve miedo a vivir, también me subí de un salto en el primer tren y, siendo en todo aprendiz, no me pesa lo vivido. Soy hijo de Don Hiram, a quien no pude decir un último adiós, y de Doña Chely, maravillosa y noble mujer a quien le faltó otra vida para realizar los sueños que en ésta se le negaron. No aprendí a caminar sino a los seis años, edad en que también, mis hermanos Luis y Eugenia me regalaron la magia del lenguaje con olor a tinta, de las revistas cuyo arribo a casa convertía cualquier jornada en una fiesta.
      Ojalá pudiera decir, como mi maestra la escritora Ethel Krauze, que aprendí a leer al mismo tiempo que escribir. Pero yo crecí en un hogar donde nadie leía libros; aquellos artefactos extraños, propios de gente un tanto extravagante, que a no ser por los libros de texto, quizá en aquellos años no habría conocido sino de oídas.
      Hace algún tiempo, algunos amigos del Centro de Maestros de la ciudad de Iguala me invitaron –como hoy lo hizo mi amiga la poeta Mar Arzate–, para que les hablara de la importancia de leer, y no fue sino entonces cuando advertí que hasta la edad adulta, mis encuentros con los libros fueron tan sólo fortuitos; como una danza en que te aproximas y te alejas de tu acompañante, no sin ciertos coqueteos, pero donde no ocurre todavía el roce decisivo de los cuerpos, ni los labios se atreven a obedecer la atracción mutua hasta que, sin remedio, se besan.
      Paradójicamente, la continuación de mi andar como lector no se encuentra sino hasta el momento en que, una vez terminada la carrera de maestro, viví la dicha de encuentros decisivos en mi vida. Al finalizar la licenciatura en que me preparé para ser profesor de escuela primaria, crucé el Atlántico y, en España, me encontré con seres que me alumbraron los pasos que di –aunque titubeante–, los siguientes años y, por ellos, me inspiré a leer. Fue un día del libro en la Puerta de Alcalá, que recibí el primer ejemplar de mi biblioteca, Historia del tiempo. Del big ban a los agujeros negros de Stephen Hawking, que leí varias veces hasta entender a medias, y cuya dedicatoria dice:
      "Recuerda que después de las noches más obscuras llegan los amaneceres más hermosos. Y tu vida debe ser así, cada día, un nuevo reto de aventuras.
      ¡Feliz día del Libro!
      Marisol.
      Madrid, España. 23 de abril de 1997."
      Fue ella, Marisol –lo he dicho decenas de veces y hoy lo repito–, quien me descubrió los libros. Ella fue la mujer que me enseñó a leer.
      En aquellos tiempos –como Marisol me apuntaba en su dedicatoria–, mi vida era más penumbras que amaneceres. Me encontraba apenas de frente con éste que hoy ustedes miran aquí, y vivía en un mundo claroscuro, con más tintes sombríos que luminosidad. No obstante, en mi amistad con los libros la mecha estaba encendida. Ya no eran más aquellos extraños objetos de los que algunos hablaban pero, como los unicornios, no había mirado como parte del mundo real de las personas que conocía, jamás.
      Mis años como profesor de escuela primaria en el medio rural, me dieron tiempo y persistencia para explorar el universo de las modestas bibliotecas de los lugares adonde –pasado el tiempo lo advertí– coloqué los cimientos para convertirme en el maestro que aspiraba a ser.
      Marisol siguió siendo decisiva en aquellos primeros años, en mi amistad con las ideas y las palabras, contenidas en esas páginas que ávido leía; al principio de libros prestados de la biblioteca pública de la ciudad de los tamarindos y, poco a poco, de los ejemplares que como tesoros fui leyendo y cuidando con sumo cariño y que todavía conservo, acompañándose entre sí. Uno a uno y todos, juntos unos con otros; dialogando, susurrándose los secretos en las voces de sus autores y hablándome al oído en cada jornada en que sé que mi vida, no tendría el mismo sentido sin mis queridos libros.
      Mi biblioteca fue creciendo y los libros entraron en mis días por la puerta entreabierta de mi soledad, mis búsquedas y mis deseos, de volverme el que yo quería ser. Llegaron por el camino de las palabras que alimentaran mi lucidez y me mostraran los otros mundos en que creía, y que me ayudaron a sobrevivir las circunstancias en que dudaba que alguna vez, mis sueños pudieran cumplirse –como anhelaba– entre aquellas páginas de Nietzsche, Hermann Hesse, Mario Benedetti, Edgar Allan Poe, Agatha Christie, Antoine de Saint-Exupéry y José Saramago.
      Hace algunos años decidí que, enamorado –como ya estaba– de los libros, robaría a la indiferencia las páginas que, como mariposas, podían desplegarse ante nuevos lectores y seducirlos –como sucedió conmigo– para toda la vida.
      Como maestro de primaria, no me recuerdo ordenando a los alumnos que leyeran. Tal vez, por el contrario, ellos buscaban libros que acompañaran sus días porque me veían leyendo; como naturalmente se bebe el agua y se degustan las frutas, sin necesidad de imposiciones porque son experiencias que se buscan por necesidad y por placer. Bajo este concepto nació mi querido Ladrón de libros; mi columna semanal en el periódico, adonde cada fin de semana desde hace años escribo a mis lectores, sobre mi experiencia leyendo libros y regocijándome en la esplendorosa alquimia de los escritores.
      En este espacio escribo reseñas autobiográficas, y he hallado que lo importante de nuestro contacto con los libros no consiste en saber reseñarlos, sino esclarecer qué significados tuvo y qué cambios ocurrieron en nuestro ser como resultado de la experiencia de su lectura.
      En gran medida lo extraordinario de leer es que también invita a escribir; como también sucede al revés, porque las palabras se llaman unas a otras y, tarde o temprano, quien es lector puede acabar escribiendo y viceversa.
      En mi biografía, encuentro que la experiencia literaria me abrazó sin darme cuenta y, con el paso de los años, al mismo tiempo que me volví lector, descubrí en mí la pasión por escribir. Hoy no entiendo mi vida sin los libros. Pero tampoco la quiero si no tuviera la dicha de poder escribir y compartir con otros mi ser en el mundo, mi locura y mi tristeza.
      Esta otra experiencia –la de la escritura–, me sucedió igual que con la lectura y mi formación como lector. Me fui forjando, paulatinamente, una identidad, ¡y un buen día me descubrí haciendo ambas cosas!, como hago tantas otras; como escuchar la música que disfruto, jugar con mis perros, beber tequila o ir al cine. Leer y escribir son actividades habituales en mí, incorporadas ya por completo a la esencia del que soy y, por eso hoy aquí, ante ustedes, me parece importante decirles que de eso se trata la experiencia con las palabras que se leen o que se escriben: de hacerlas algo inherente a nuestros asuntos cotidianos, naturalizarlas en nuestro hacer de siempre, porque esto es lo que forja identidad y la identidad no se construye prescriptivamente.
      En este mundo loco y cambiante, pese a insistirse más que nunca en la necesidad de la lectura y los libros, desde hace algún tiempo ya, todos estamos leyendo y escribiendo; ejemplo de ello son las redes sociales como Facebook, en que todo mundo lee y, por igual, escribe; si bien ante escenarios, comunidades y circunstancias novedosas y suigéneris, que nos hacen replantearnos quién, cómo y para qué se lee y se escribe hoy.
      Internet ha reposicionado socialmente a la lectura y la escritura; y la posibilidad de establecer redes de lectores y escritores, abre un nuevo universo en el uso de la palabra como arma para la resignificación de uno mismo y para la lucha contra la necedad y la pobreza de pensamiento.
      Como ya lo decía antes, en algún momento leer me llevó a escribir y ambas pasiones me convirtieron en escritor y en tutor de escritura. Esto dio origen a otros espacios en los medios impresos que, además de El ladrón de libros, sentaron las bases de lo que hoy es una red de lectores y escritores, de la que les invito a participar; para que todos ejerzamos el derecho a los libros y a la creación literaria.
      Actualmente administro los blogs Escribir nuestra vida (http://escribirnuestravida.blogspot.mx/), enfocado a los textos autobiográficos; Amantes de las palabras (http://amantesdelaspalabras.blogspot.mx/) , donde perfilo algunas bases teóricas y didácticas del hacer literario; Mi voz desde la escuela (http://mivozdesdelaescuela.blogspot.mx/), blog de textos narrativos experienciales en el marco de la práctica docente; Entre el barro y la espinilla (http://entreelbarroylaespinilla.blogspot.mx/), escrito por futuros maestros de secundaria y dirigido a los adolescentes; Palabras contra el naufragio (http://palabrascontraelnaufragio.blogspot.mx/), donde junto a otros autores se abre el debate sobre temas de actualidad; Se llamaba Hermes (http://sellamabahermes.blogspot.mx/), en que me escribo; y recientemente El arte del striptease (http://elblogdelstripteasealainversa.blogspot.mx/), donde materializo junto a jóvenes creadores literarios el ideal de hacer literatura a partir de la autobiografía. Unos espacios más consolidados y leídos que otros, pero todos surgidos a partir de mi negación de que sólo podamos leer a los autores consagrados, sin reconocer que cada uno de nosotros –con la tutoría adecuada y participando de una comunidad de lectores y escritores–, puede descubrir en su propio ser al artífice de la palabra.
      La experiencia con la creación de una red cada vez mayor de lectores y escritores, me permitió comprender que leer y escribir implican motivaciones que, antes de ser contagiadas a otros, precisan ser disfrutadas por quien será promotor de los libros y la palabra escrita. Uno siempre debe primero probar qué se siente hacer aquello que inculca hacer a otros. Ésta es la esencia de la enseñanza del amor por la lectura y el encuentro de uno mismo en la escritura. Ser para inspirar a ser.
      En esta aventura, son inútiles las órdenes que se le quieran dar a alguien que no desea leer o escribir, para que lo haga. En un contexto adonde se vive cotidianamente en los libros y en el arte de escribir, ya no hace falta instruir a otros para que lean o escriban, ¡ambas cosas se aprenden naturalmente! Hasta el punto de no entender la vida sin hacerlo, de faltarle fragancia y luz a aquellos días, en que uno no abre un libro o toma notas de su andar en el mundo, entre las páginas de un diario personal.
      Antes de compartirles a ustedes algunos escritos sobre libros y escritores con que deseo terminar la primera parte de mi participación en el 2° Festival Guerrerense de la Lectura –excelente evento por el que felicito a sus organizadores y asistentes–, deseo recordar cuando hace un año conocí y tuve la oportunidad de escuchar al maestro Vargas Llosa en su visita a México. Durante su charla, él mencionó que a nadie se le da eso de escribir, pero si escribir es lo que más se desea en el mundo, entonces uno puede convertirse –con persistencia, disciplina y aprendizaje–, en un gran escritor. La creatividad inherente a cada ser humano, es la ventana hacia la experiencia literaria. Bastaría que nos gustara leer y escribir para que siguiéramos el camino amarillo hacia la tierra prometida: el tan anhelado país de lectores y escritores. Inspirar el amor por los libros y creernos que podemos tanto leerlos como escribirlos, es la condición sine qua non para que los niños y jóvenes se formen en la lectura y la escritura. Y en un lugar donde se lee y se escribe por placer, todavía… todavía hay esperanza.      

Chilpancingo, Gro., 2° Festival Guerrerense de la Lectura, 27 de abril de 2012.


Con Mar Arzate; poeta, amante del amor.

miércoles, 25 de abril de 2012

Mar Arzate: un Torbellino de pasiones


Les obsequio el escrito que leí y dediqué con mucho cariño, mi aprecio y reconocimiento, a la poeta Mar Arzate, durante la presentación de su primer libro: Torbellino de pasiones. Este importante acontecimiento tuvo lugar en el marco del 2° Festival Guerrerense de la Lectura.

 

Maricela Arzate, amante del amor.
Tu torbellino se parece al de este loco que te habla. Tus pasiones y las mías se reconocen. Se tocan. Se besan. Se amalgaman. Tus noches multiorgásmicas, alumbradas por Selene, invocan mis nocturnos paraísos perdidos. Tu deseo de ser cobijada bajo unas alas cálidas y protectoras me devuelve en el espejo del arte literario, mi propia vulnerabilidad. Y la oscuridad en que dejaste olvidada a tu musa a falta de amor, por un tiempo, confirma la idea de Rilke en Cartas a un joven poeta, de que sólo una vida rica en experiencias, llena de tinta la pluma del escritor y permite que su sensibilidad y su técnica fructifiquen.
     Me sentí en tus versos, Mar, uno a uno, y me sorprendí de vez en vez, por haber pensado ya lo que escribiste; sin atinar, como tú lo lograste, a convertir en algo hermoso los atisbos de tristeza, añoranza, nostalgia, decepción o sufrimiento, que son parte de la vida de cualquiera y, para el artista, el barro en que da forma a la belleza de sus letras; materia al fin ideal de inspiración.
     ¿Cuánto has vivido, Mar, para escribir así? ¿Cuántos susurros y gemidos hacen falta para decir que las ausencias fisuran el corazón y que el amante intruso pernocta en una esquina de los ojos? ¿Cuántas vidas en una sola te hacen falta para ser tantas mujeres y siempre ser una; enamorada, desbordada de pasión, devastada, consejera y plena de esperanza, junto a las vidas que con la tuya se intersectan y te dejan, tras la dicha del encuentro; más sentido, luz, tristeza, sexo y alegría; que te vuelven más mujer, más tú, más ella, más yo, más cada uno de los seres que en tus letras, nos miramos transportados de la lucidez de tu mente a la bendita irracionalidad y desenfreno de tu terco corazón?
      En cada uno de tus poemas, mujer, fui tu cómplice por gustarme el sonido de tu voz entintada al tocarme las cuerdas del alma, y agradarme también, la sensación extraña y suigéneris de sentir erizárseme la piel, deliciosamente, al leerte vestida de arte en los versos que hiciste nacer de tus vivencias, tu pericia, tu saber y tu poder de persuasión.
      No me hace falta saber quién provocó en tu vientre, al compás de atrevido galope, la erupción de tu libido hasta la cumbre del placer. No. Ni si una o fueron todas las muchachas de ojos tibios con deseos de muerte, las que tornaron tu mirada esperanzada de advertir en la vida de cualquier mujer dolida, un desafío.
      ¿De quién eres la voz, Maricela, en tu canto de poeta?
      ¿Cuánto río de vida bebiste hasta girar en remolinos multicolores tus ausencias, desenfrenos, inocencias y despechos? ¿Eres tú quien vive allí, tras esa puerta que me muestras en tus versos? ¿O vivo yo, que igual he amado y me embeleso en los reencuentros, los rencores y la dicha de mirar en ti el poder magnificado…? De curarse las heridas, de atrapar en el instante en que pariste cada verso, el universo contenido en las palabras con que das al fin la forma, a tu vida en un poema, en cada uno y todos, que son tú, él, yo, nosotros. Elevados hasta el cielo en espirales. En torbellino de pasiones.
      Felicidades, Mar, por atreverte a crear y reconocer en ti a la artista, a la escritora. Como hacedora de arte afirmas tu condición humana. Haces posible el lenguaje. Lo tejes en filigranas y lo devuelves al mundo; enjuagado, oloroso y resplandeciente, para beberlo como leche y miel.
      Recuperas en tu valor, el derecho de cada uno a la palabra y asestas, en cada jornada dedicada al oficio de escritora, un revés a la ignominia, a la conformidad que nos encierra en la normalidad tediosa, y a la negación de reconocer en cada ser humano al artista.
      Me deja complacido tu obra, Mar. Hace falta ahora que me obsequies, desde adentro del cofre de tus misteriosos tesoros, los secretos de tu hacer creador.
      ¿Cómo escribes, Maricela?, quiero saber.
      ¿Cuáles manantiales confluyen en el oasis del que abrevas para convertirte en domadora de palabras?
      ¿Quién te enseñó a escribir, quién fue tu maestro, cómo sabes los secretos de la creación literaria?
      Con tus respuestas, mujer, página viva de talento, harás llover el cielo de los escritores para que bebamos de tu experiencia, como se bebe el café caliente, el ron, el whisky, el mezcal y las enseñanzas que cambian la vida, para bien.
      Con tu poemario, avivas el alma del hacer humano, posibilitas la cultura. Confirmas en tu labor creativa la tesis de Heidegger, porque te devuelves a ti misma distinta, instaurada en el mundo por completo; más tú, más consciente de tu poder de hacer metáforas de todo: ¡eres poeta!
      Tu presencia en el mundo de las letras, amiga, cierra fisuras. Déjame caminar contigo para que codo a codo junto a los escritores en Guerrero, seamos mucho más que la suma de los que aquí y allá, como la décima musa hizo un día, nos volvemos amigos de las palabras.
      Cada vez más creadores con el arte a flor de piel, se empoderan y dejan huella de su palabra en el mundo; en los libros, los blogs, las revistas y en las breverías de las redes sociales. Hace falta, cada vez más, que como migas de pan reguemos las pistas que nos llevaron hasta el destino, tan anhelado por todo creador literario, que es el de la obra conclusa, gestada y lista para ser parida, para ver la luz de la publicación.
       Hay que hacer nuestro camino y seguir a la cima con otros; acompañarnos por tramos, inspirarnos mutuamente y ayudarnos.
      Que tu obra hoy, Mar, tan esperada y que por fin podemos tocar, leer y degustar en las cálidas noches de la tierra caliente y en medio del frío de la montaña, además de hacer que nuestra vida sea un poco mejor porque nos alimentas con belleza en cada verso, acreciente en otros –como los jóvenes creadores que hoy nos escuchan–, la confianza en que, muy pronto, su decir detenido en los cuadernos o en las biografías de las redes sociales, huelan a tinta y al papel de los libros nuevecitos.
      Que tu pasión por escribir y el torbellino de confianza en tu esencia como artista que te trajeron hasta aquí, Mar, enamoren a tus lectores y a quienes sabemos que tu ser es como el nuestro, para seguir buscando analogías de los amores y los instantes de vida, en el decir poético que vive en cada ser humano, desde los orígenes mismos del lenguaje.
      Te aplaudo, Mar, y te celebro por ejercer un don natural que a todos nos ha sido dado, pero que tú volviste consciente. Bravo. Desmantelaste el mito del talento. Aprendiste a ser artista y es ahora, cuando sabes que nadie es elegido por los dioses para hacer literatura. Que la musa, si sabes invocarla, si te atreves a mirarla en su completa desnudez, te arrastra con ella sin remedio o salvación; a espirales ascendentes de letras y emoción, que te elevan hasta tocar el cielo en que estallan juntas, como en clímax prometido, las luces y sombras de los seres humanos convertidas en arte: en Torbellino… de pasiones.


domingo, 11 de marzo de 2012

Certamen Rosa Nissán 2012: "No sólo para dormir es la noche"



Y Casa de la Cultura Zona Norte de la Universidad Autónoma de Guerrero

 Convocan al

 Tercer Certamen de texto autobiográfico “Rosa Nissán”:
No sólo para dormir es la noche
Porque siempre hay alguien a quien le importa nuestra vida, para algo más que para hacerla pedazos.


Presentación

En su tercera edición el Certamen de texto autobiográfico “Rosa Nissán” propone como tema el sugerente título de un libro memorable de la escritora homenajeada, dado lo inspirador que puede ser escribir sobre la noche y sus infinitas posibilidades… además de dormir.

     Por segunda ocasión, este evento convoca a escritores y escritoras de cualquier edad y lugar de residencia, a quienes una el valor de atreverse a mostrar su desnudez a través de la palabra.

     Como ya es tradición, la esencia del Certamen es la convicción de que la escritura de la propia vida también es Literatura cuando trasciende la experiencia particular del autor y retrata la condición humana por medio de una obra de arte.


Propósito:

  • Reconocer y difundir las operas primas de noveles creadores literarios en el género autobiográfico.

  
Bases


I. De la participación

Podrán participar todas las escritoras y escritores noveles, interesados en narrar un episodio significativo de su vida bajo el tema propuesto.


II. De los trabajos participantes y su inscripción al Certamen

La modalidad única de participación es a través de un texto inédito en prosa, (un escrito por autor), mismo que deberá cumplir las siguientes condiciones:

* Tener una extensión mínima de 600 palabras y máxima de 2000, en letra Arial de 12 puntos a espacio y medio, en hojas paginadas impresas a una sola cara.

* Los escritos participantes no deberán haberse presentado a concurso las ediciones anteriores de este certamen.

* Los textos se presentarán en original y tres copias, en sobre bolsa sellado, firmados con pseudónimo, sin mención o sugerencia de quién es el autor, cuyo curriculum resumido deberá incluirse en una plica, dentro del mismo paquete. Asimismo se incluirá un CD, exclusivamente con el archivo del texto en competencia, debidamente rotulado.

* Los trabajos se recibirán en “La Casa del Cirián” de Sierra Igualatlaco No. 55, Col. Insurgentes, de Iguala de la Independencia, Gro. C. P. 40030. La fecha límite para la recepción de los escritos es el 30 de junio de 2012. Se considerarán inscritos aquellos trabajos recibidos en fecha posterior, cuyo matasellos indique como límite la fecha señalada anteriormente.


III. De la evaluación de los escritos

Para la selección de los textos autobiográficos ganadores, han sido designados escritores de reconocida trayectoria, cuya identidad se revelará al dar a conocer los resultados. Los aspectos a considerar para evaluar los trabajos, serán:

a) Manejo de los aspectos formales de la escritura.

b)Consistencia entre el tema, trama y desarrollo.

c) Empleo creativo de diversos recursos literarios.

d) Originalidad en el estilo.

e) Calidad narrativa.

El fallo será inapelable.


IV. De la premiación

* Se otorgarán tres premios a los mejores trabajos (consistentes en un paquete de libros, películas o música), cortesía de la columna El ladrón de libros de la Revista Gran Quincenal Página 12, así como un Reconocimiento avalado por las instancias convocantes. En caso de considerar que se amerita, el jurado también concederá dos menciones.

* Los resultados serán dados a conocer durante el mes de agosto, a través de los principales medios impresos del municipio de Iguala de la Independencia, Gro.; así como, de este blog y Escribir nuestra vida: http://escribirnuestravida.blogspot.com/

* Los textos ganadores serán publicados en el número 2 de la Revista Locos Escritores y a través de este espacio.

* La premiación y lectura de los textos ganadores se realizará en una Tertulia a celebrarse durante el mes de octubre de 2012.


Informes

Éstos pueden proporcionarse vía mail, a través del correo:

escribir_nuestra_vida@hotmail.com

Por Facebook: Hermes Castañeda Caudana

O en el teléfono 7331188655

lunes, 27 de febrero de 2012

El nuevo Manual para perversos de José I. Delgado Bahena



Hermes Castañeda Caudana

Hace un año, en este mismo recinto, me encontraba entre el público como uno más de los curiosos que deseaban tener entre sus manos, esa misma tarde, un Manual para perversos. Hoy, que he sido distinguido con el honor de tu invitación, querido amigo José I. Delgado Bahena, deseo hurgar en esto que haces y que sabes hacer con maestría, y que es un modelo para quienes venimos andando a tu lado, en la aventura de hacer de las palabras, conjugadas y tejidas como filigrana, una obra de arte.
     ¿De qué te alimentas, José, para dar forma a tus historias? ¿Cómo aprendiste a mirar como lo haces? ¡Cuéntame! O déjame que intente esclarecerme algunos secretos de tu proceso creador, desvelando la poética implícita en tu arte, para que además de leer lo que escribes, lea cómo lo naces para poder seguirte.
     En cierta ocasión, buscando en Facebook las últimas actualizaciones en tu ocupada agenda, observé que un amigo tuyo te aseveraba, conocer el origen de tus historias.
     –Se me hace que eso que cuentas lo viviste –te decía.
     Tú, conocedor del oficio y también de lo inútil que puede ser el explicar la génesis de la escritura a quien no ha vivido la experiencia literaria, no te molestaste en malgastar tus argumentos y respondiste en el mismo tono en que fuiste interrogado: festivo y sin formalidad.
     Tiempo atrás también recuerdo que se te acusaba, de ser el doble de perverso que tus personajes porque ¿cómo si no era de ese modo escribirías esos relatos, escalofriantemente verosímiles y sospechosamente cercanos a sucesos que todos conocemos?
     Tampoco ante eso hicieron falta explicaciones. Además, como siempre sucede, tus críticos aumentaron tus ventas, porque es de sobra conocido que si algo quiere acrecentarse, entonces hay que censurarlo o prohibirlo.
     Sin duda es cierto, mi amigo, que abrevas de lo cotidiano para escribir. Lo que no sabe plenamente, sin embargo, quien te cuestiona, es que si encontraras en torno tuyo las historias ya construidas, poco sería lo que tú aportaras, y entonces serías cronista, pero no un artista de la palabra. Seguro estoy, por el contrario, que las historias en que habitan tus personajes, si bien nacen de algo que tú has presenciado o protagonizado, cobran vida propia cuando estás frente al teclado e invocas a la musa, quien te dicta al oído y en completa desnudez, las perversas y exquisitas historias breves que como sabrosos bocadillos nos obsequias en tu columna semanal. Pero es tu vida rica en experiencias y tu inventiva, y no la simple recapitulación de lo acontecido, lo que da trama y desarrollo a la historia, no obstante el tema te sea sugerido por un evento que intempestivamente, te golpee la inteligencia y las emociones en el momento y el lugar más insospechados. El que narra, además, no eres tú. Son los personajes a los que para ello das vida, o es un narrador omnisciente que, en complicidad con el autor –que, como Dios, inventa destinos–, conduce a los personajes protagónicos, a cruzar el umbral entre los mundos de lo normal –lo que sea que eso signifique– y lo extraordinario.
     Tal vez algunos al leer “En la otra orilla” –uno de mis favoritos–, sonrían con asco y retrocedan, distanciándose como dicta la moral de los más conservadores, de la experiencia que transgrede como bofetada al rostro, la prohibición implícita pero férrea, de compartir el padre y el hijo, la misma amante.
     Y qué decir de uno de los personajes que más me impactaron, en “Como una perra” quien, resignada, se deja abrasar irremediablemente por la llama del deseo y, sintiéndose ella misma más allá de su propia esperanza de  retornar al buen camino y rezar diez padres nuestros por lasciva y atrevida, se limita a decir sacrílegamente: “¡Que sea lo que Dios quiera!” Para llevar acto seguido y en sus brazos, al hombre que habrá de disfrutar sin tapujos en unos instantes, hasta la cama donde tendrá lugar la batalla del amor.
     Te aplaudo José porque con esto, somos nosotros quienes nos tumbamos tras frenéticos encuentros amorosos de a tres en la otra orilla de la cama y, mansamente, nos dejamos conducir por la mujer que se adueña al fin de su cuerpo y sus deseos, creyendo que estos son los que la poseen.
     Tus personajes nos ayudan a cruzar el umbral de la normalidad –tediosa y vulgar–, hasta esa fiereza aletargada que llevamos dentro y que, a veces, nos gusta tanto que se manifieste en los otros.
     Los cimientos de los seres que creas, se localizan en tu agudo conocimiento de la condición humana, mi amigo, que compartes con Patricia Highsmith porque, como ella, nos observas con el mismo interés que las arañas a las  moscas.
     Cuidado con los pleitos callejeros, ¡cuidado! No vaya a ser que acuda quien nos despide con un beso cada mañana, a limpiar la sangre de nuestro agresor con sospechosa aflicción.
     Cuidado con la oscuridad estando en multitud, ¡cuidado! No sea que amanezcamos con quien no creímos dormir y, luego, la luz del día nos enfrente a la resaca moral y a la inútil recriminación.
    Tus personajes, José, nos permiten vivir también a tus lectores esas otras vidas posibles en la literatura, de las que habla Ángeles Mastretta cuando se refiere al oficio de escribir.
    ¿Por qué si no es así podría interesar a tus seguidores la narrativa de lo cotidiano aderezada con vueltas de tuerca decisivas y magníficamente logradas? ¿A quién podría importarle la historia de una abuela que recobra la viveza de sus años mozos cuando los parientes como buitres tan solo aguardaban por su pronta muerte para ser declarados herederos? ¿A quién le interesaría el encuentro con la orientación del deseo de un estudiante del CAM de Iguala o el silencio por el que opta José Luis para no declarar a Fausto su amor sino cuando ya es demasiado tarde?
     En la literatura se vive con otros, se sufre o se ríe con otros y, si se da la ocasión, también en compañía se traiciona o se da un golpe mortal ante la perfidia.
    En mi mente, como Aldo, he deseado castigar el perjurio a mi amor con un golpe de cuchillo sobre el pecho, mientras Yovanni Catalán entona con voz prodigiosa, un tema de Verdi.
    En el más puro estilo de la literatura negra –evocándome a Ingrid Noll–, también quisiera que la suerte me auxiliara y el piquete mortal de algún insecto, me ahorrara la molestia y el esfuerzo de un asesinato, por mí detalladamente planeado.
     Las historias en que soy otros, José, me son verosímiles y me vuelvo, antes que cómplice de los perversos a que das vida con tu pluma, cómplice tuyo. Te creo. Me sitúo en tus puntos de vista y sigo con atención tus voces narrativas. Cuéntame, amigo, una nueva historia de mi propia perversión cada semana. Muéstramelas todas juntas en éste y los tomos que faltan. Aquí me tienes junto a tantos lectores que, ávidos de tus historias como lo estuve desde aquella tarde de marzo en que te miraba con delectación desde el gentío, te leemos, te admiramos y aprendemos de ti.
    Gracias, José I. Delgado Bahena por escribir como lo haces y por ser tan generoso con lo que sabes hacer. Gracias por ser tú también mi cómplice en la aventura de escribir nuestra vida y de formar strippers literarios. Eres padrino de los Locos Escritores, no lo olvides. Y estoy seguro también, que así como hoy volviste realidad mi sueño de estar esta tarde codo a codo junto a ti conversando sobre tu nuevo libro, muy pronto tú comentarás mi primer atrevimiento editorial en este emblemático recinto y, entonces, habrá otro motivo para la fiesta en torno a la literatura y los abrazos entre amigos.
    Felicidades por un éxito más. Sigue. Somos muchos los que vamos junto a ti.

Museo a la Bandera y Santuario a la Patria de Iguala de la Independencia, Gro.
26 de febrero de 2012.