lunes, 25 de abril de 2011

Ganador del Desafío de escritura "Ni un mexicano más"


La Educación a debate
¿Cómo podemos construir un país del que nos sintamos orgullosos?
Raciel Rebolledo Garrido
Hola a todos. Mi nombre es Raciel y soy profesor. Mi experiencia como mexicano inicia en un pueblo cercano a la ciudad de Iguala, Guerrero. Mi padre se dedicaba a la carpintería y cuando había fiesta en el pueblo, tocaba la trompeta en un grupo llamado “Los águilas”, que estaba integrado por familiares. Mi madre, ama de casa, con un sentido protector como todas las madres, manifestaba en toda ocasión un sentimiento de lucha, porque cuando llegó al pueblo no fue aceptada por sus concuñas; ellas la criticaban por ser indígena, así es que siempre trataba de demostrar que a pesar de su origen, ella podía salir adelante con su familia. Mi madre era una persona muy trabajadora, sabía leer y escribir. Mi familia también estaba conformada por mis dos hermanas mayores, mi hermano también mayor, y yo.
     Mi padre trabajaba mucho con el fin de que sus hijos fueran “alguien” en la vida, la situación económica de la familia apenas alcanzaba para comer frijoles y chile.  Mi bisabuelo era letrado, en su tiempo llevaba el registro civil, hacía documentos de compra-venta y “escrituras” de terrenos, trabajaba en el pueblo como maestro y participó en la Revolución. Mi abuelo siguió los pasos de su padre, sabía leer y escribir, por lo que también llevaba el registro civil y en algunas ocasiones ocupó el cargo de comisario del lugar.
     Mi hermana mayor, con mucho sacrificio de toda la familia, estudió en el Centro Regional de Enseñanza Normal de Iguala. Todos trabajábamos, mi madre nos llevaba al campo a recoger nanches y por la tarde los vendíamos en el pueblo. También íbamos a traer leña, hacíamos mandados, vendíamos paletas, en fin, cooperábamos para el sustento familiar. Mi otra hermana se fue a trabajar a Guadalajara, después de terminar la secundaria. Mi hermano le siguió los pasos, pero él estudió una carrera técnica en el área automotriz, posteriormente, se trasladó a la ciudad de Zacatepec, Morelos, para estudiar en el Tecnológico de ese mismo lugar. Él obtuvo el título de Ingeniero Civil. En mi caso particular, después de muchas peripecias, terminé de estudiar el bachillerato en Iguala, trabajé un año como técnico laboratorista e ingresé al Politécnico de la ciudad de México –en la ESIQIE (Escuela Superior de Ingeniaría Química e Industrias Extractivas)– solamente un semestre, porque no tenía dinero para vivir y estudiar allá. 
     Al volver a casa ingresé al CSAEGRO (Colegio Superior Agropecuario del Estado de Guerrero). Ahí estudié solamente dos años, porque obtuve una beca para estudiar en el extranjero, donde cursé una Licenciatura en Agroquímica y Agrología. Después que regresé a México, empecé a trabajar en una institución educativa, y bueno… mi trayectoria es muy larga. 
     La intención de contarles un poco de mi vida, es para dar un ejemplo, de que a pesar de las dificultades económicas, sociales  y  de otro tipo, podemos salir adelante. Quiero comentarles que a pesar de las limitaciones económicas de mis padres, ellos nunca me negaron la posibilidad de superarme. Mi hermana mayor, cuando ya trabajaba como maestra, apoyó a mis padres y a nosotros, sus hermanos, en todos los aspectos.  
     Contestando a la pregunta planteada al inicio, México tiene muchas cosas de las cuales nos podemos sentir orgullosos: de su música, de su territorio, de su folclor, de sus tradiciones, de la gente sencilla. Sin embargo, también hay muchas cosas que debemos cambiar, como nuestra actitud hacia la vida, la corrupción, la poca responsabilidad que muestran los profesionistas, los alumnos, etcétera.  
     Parecería que vivimos en un país de las apariencias, simulamos que trabajamos con calidad, pero en realidad no lo hacemos.  Llegamos tarde al trabajo, salimos diez minutos antes de la hora, o en ocasiones, únicamente vamos a firmar.  Creo que el cambio debe empezar por uno mismo: con la familia, con las personas que nos relacionamos. Si cada uno de nosotros hiciera lo que le corresponde, tendríamos otro país. 
     ¡Basta de políticos mentirosos!, ¡basta de los desvíos del dinero!, ¡basta de monopolios!,  tenemos todos los recursos naturales, humanos y  legales para poder cambiar. 
     Invito a todos a que amemos a México.  Del amor surgirán los cambios para construir un país del que nos sintamos orgullosos.
     La siguiente semana, el segundo texto ganador. Les esperamos: la_educacion_a_debate@live.com.mx

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