lunes, 25 de abril de 2011

Sin instructivos


15 de enero de 2011
Hace varios años descubrí en Cortázar, y más tarde en mi admirado Subcomandante Marcos, la posibilidad de fabricar instructivos para cualquier cosa, que entonces consideré inverosímiles: para llorar o subir una escalera; para olvidar y recordar, tenerse lástima, o salvar el mundo. Sin embargo, más adelante intenté unirme a esa sociedad secreta de locos, que también piensan que puede ordeñarse una nube, e incluso, dejar indicaciones paso a paso a quienes nos sobrevivan,  para saber qué hacer en caso de nuestra muerte.
     Hoy, les comparto mis palabras, inspiradas en las de quienes han sido mis maestros, sin tener el goce de estrecharles la mano y conversar cara a cara, no obstante, de ellos he aprendido mucho, porque lo mejor de sí, lo han ofrecido a todo lector que se atreve a reconocer su esencia, por medio de sus escritos.

Cómo ser un educado propietario de un teléfono celular
Preámbulo. En estos días, se ve en todas partes a una persona con un teléfono celular en la mano, pendiente del cinturón, que se adivina dentro del bolso, o bien, del bolsillo del pantalón... ¿Dónde estás? ¿A qué hora llegas? ¿Por qué no contestabas? ¿Qué estabas haciendo? Bla, ba, bla, bla...
     ¿Quién sirve a quién? Se cumple una vez más el hecho de que terminamos siendo propiedad de nuestras posesiones... Ya no existe privacidad para ti, desde que cometes el desatino de hacer tu número telefónico, del dominio público.
Cómo ser un usuario correcto. ¡Por favor! Apaga tu celular en lugares como el cine, el teatro, tu grupo de clases o dentro de tu espacio de trabajo o, cuando menos, baja el volumen de los timbres lo más que puedas. Por muy caro y sofisticado que sea tu modelo, no vayas por ahí diciendo cuánto te costó, ni presumas de sus adelantos tecnológicos, a menos que sepas de lo que hablas y los hayas aprendido a utilizar. Finalmente, recuerda que siempre puede descomponerse, ser sustraído de tus pertenencias, quedarse sin batería, etcétera, y respira un poco, antes de que termines siendo alguien “permanente e irremediablemente localizable”.

Instrucciones para escribir
Durante mis noches de insomnio, suelo golpear obstinadamente el teclado de la computadora; buscando sustantivos, adjetivos, sinónimos, comas y puntos, que me ayuden a equilibrar las emociones, que dentro de mí, asemejan  letras dispersas suspendidas en el vacío, dentro de una botella de cristal con tapón de corcho (por si acaso pensaban escaparse). Y empiezan a hilarse frases, párrafos, algo parecido a los versos; relatos, atisbos de poesía...
     Leo, releo, corrijo, y trato de entender entonces lo escrito; encontrándome en ello en ciertas ocasiones, pero en otras, extraviándome todavía más...
     He concluido, tras tantas noches de perseguir ser algo parecido a un poeta y narrador, que para escribir es necesario, sobre todo, haber vivido intensamente; para plasmar en las líneas, emociones, y que entonces puedan derramarse sin vacilación todas las tristezas, ilusiones, sinsabores, desilusiones y sueños, sobre las páginas en blanco de  papel, o del ordenador... para escribir hay que saber leer la vida y no intentar descifrarla, sino vivirla, y compartir esa experiencia particular, con  los demás.

Para vivir en pareja: sin instructivo
A veces, lo cotidiano eclipsa las idealizaciones que pueden haberse tenido acerca de la vida con la persona que amas... Y entonces te das cuenta de lo inadecuados que son los consejos de quienes han sorteado o enfrentado sus desavenencias de tal o de cual modo...
     La ropa regada por el suelo, cuando tú eres maniático del orden; el cepillo dental olvidado debajo del grifo de agua, los zapatos en mitad del cuarto, los compromisos contraídos en momentos en los que estabas dispuesto a sólo, como hacías en tu vida sin compañía, contemplar cómo pasaban las horas.
     Entonces emergen los abrazos de entre las diferencias, y se escriben poemas que van desde su mano hasta tus convicciones, que fortalecen tu fe en un futuro juntos. Te das cuenta, a través de los actos,  de la entereza de los sentimientos en la persona que amas y piensas: vale la pena.
     Sabes que los sueños quedaron atrás, porque tu realidad los ha superado; y simplemente vives, vives, vives... tras prolongado letargo en el que te sumías cuando nadie se veía en tus ojos, cuando estabas solo, abrazabas la almohada, y nadie te reñía por tonterías... la vida recién empieza... juntos... Sin instructivos.
     Porque también escribiendo, se arrebatan los libros y sus autores, de las manos del olvido… les espero en: el_ladron_de_libros@live.com.mx

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