domingo, 15 de mayo de 2011

Mis fieros leones



Hermes Castañeda Caudana
Un cazador pretende pasar por experto en leones. Un día, lleva a un amigo al desierto para iniciarlo. De repente, detrás de una duna, los dos hombres descubren las huellas de un ejemplar. El especialista le dice entonces a su amigo:
     – ¡He aquí una oportunidad única! Tú seguirás las huellas de la derecha para saber a dónde va el león, y yo voy a seguir las huellas de la izquierda para saber de dónde viene.
El león –explica Jodorowsky–, puede simbolizar algo a descubrir en lo que estamos viviendo. En nuestro interior, sabemos que hay cosas que no marchan bien. “Quiero saber lo que me pasa” –acaso nos decimos. Lo que nos ocurre es el león. Un trabajo frustrante que no retribuye nuestros esfuerzos. Alguien querido a quien apoyamos desinteresadamente y no lo valoró. Una persona a quien entregamos nuestra amistad y nos traicionó con alevosía. Cierto compañero de trabajo que se subió en nosotros cual peldaño para lograr sus fines. Un amor fervoroso que sin embargo, no nos conviene. Pero… ¿Deseamos en verdad mirar de frente a nuestro león?
     En “Cabaret místico” Alejandro Jodorowsky nos arroja –literalmente– a nuestra manada de fieras, a las que sin embargo podemos enfrentar. A partir de chistes e historias iniciáticas, nos hace desnudarnos. Desprovistos de máscaras, podemos advertir nuestra esencia como seres humanos, más allá del personaje creado por nuestra familia, la sociedad y la cultura. ¿Seremos capaces de liberarnos?
     Este libro me atrajo, de entre los estantes de una de mis librerías preferidas, en Taxco de Alarcón, Gro., adonde fui con Azael durante las pasadas vacaciones, en busca de otro par de libros que de momento –por superfluas razones de insuficiencia monetaria temporal–, no pude comprarme. No supe lo que hice. Qué fortuna que así fue. A través de sucesos adversos que se sucedieron unos a otros como una cadena de pequeñas desgracias, mi querido libro fue mi sostén. En él me refugié y lo convertí en mi libro sagrado, para no desfallecer. “Hay un sentido que debo descubrir en esto que me sucede” –me dije entonces y reviví con nuevos bríos. Comprendí, que si bien me sentía como un animal acorralado, era porque quizá necesitaba elevar mi nivel de Consciencia y seguir caminando. Sé que poseo finalidades que sobrepasan lo que me es doloroso. Eso es suficiente para quitarle su poder opresivo sobre mí.
     Qué dicha que tu libro me guiñara un ojo, Jodorowsky. Te debo mi ánimo fortalecido tras la tormenta, así como no perder la alegría de las cosas felices que tras los densos nubarrones, no admitía en todo su esplendor y que al mismo tiempo me ocurrían. Lo que más importa de mi vida está en equilibrio –afirmo hoy sin atisbo alguno de duda. Lo demás, tiene un porqué.
     Una de estas gratas situaciones, estimados lectores, fue recibir el testimonio de Lizeth González Barrera de doce años, acerca de su primera experiencia en una librería. Ella, nos comparte:
     Nunca he ido a una librería pero sí he ido a una feria del libro, me encanta ir porque hay muchos libros y yo quiero uno en especial, se llama: “Los hornos de Hitler”. Y estoy ahorrando para comprármelo. Yo quisiera que mi primera vez en una librería fuera un día que no hubiera clases para estar ahí hasta que cierren el lugar y leer mucho, siento que es como una biblioteca donde hay mesas para que la gente lea. Desearía que esté por secciones: una para niños, otra de materias escolares y otra de literatura o de terror. También me imagino que es un lugar bastante grande donde hay personas que te pueden asesorar en caso de que no encuentres el libro que gustes y donde puedes comprar los libros que quieras o los que necesites. Mi autor favorito es: Howard Phillips Lovecraft.
     A ello, agrega María Fernanda García González, de nueve años, su experiencia comunicada a través de un bello dibujo:


     ¿Quién puede negar que la vida nos depara hermosas sorpresas? Ambas jóvenes son de Naucalpan, Estado de México. Muchas Felicidades a las primeras ganadoras de un ejemplar de cuentos infantiles del Grupo Milenio, para leer, escuchar, jugar y aprender, cortesía de la Librería EDUCAL sucursal Taxco de Alarcón, Guerrero, dirigida por Ana Leticia Ocampo Cuéllar e Iván Emmanuel Mejía Peralta, queridos y generosos amigos. Aún hay obsequios para más niños o niñas, que se animen a escribirme o enviarme sus dibujos. Los espero: el_ladron_de_libros@live.com.mx

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