miércoles, 21 de septiembre de 2011

Continúa abierta la inscripción a Nuestro Taller de creación literaria... ¡Y nueva fecha de inicio!



Taller de creación literaria
Imparte: Hermes Castañeda Caudana

Descripción del Taller
El Taller de creación literaria está dirigido a todas aquellas personas de cualquier edad y ocupación, que deseen iniciar o perfeccionar la escritura creativa de textos autobiográficos. Tiene carácter presencial y consta de veinte sesiones en el transcurso de las cuales se implementarán diversas técnicas con los participantes, para que narren a partir de temas variados –propuestos por el coordinador o a elección personal– episodios recientes, o bien, de cualquier momento de su vida; incluso, aquellos que aparentemente habían olvidado pero que sólo se hallaban latentes en su memoria.
     Asimismo, en un clima de respeto mutuo y colaboración, se compartirán escritos inéditos que paulatinamente vayan realizando los participantes, a fin de contribuir conjuntamente a su mejora.
     La actividad de cierre será una tertulia literaria y, como producto colectivo, se publicará una revista con los textos mejor logrados por medio del trabajo en el Taller.

Objetivo
Contribuir a que los participantes, inicien o retomen un proyecto de escritura autobiográfica, a través de la implementación de un modelo didáctico que impulse la creación literaria en cada uno, por medio de técnicas basadas en aportes teóricos de diversos escritores, sobre el proceso creador.

Mística del Taller
A través de varios años de experiencia en la práctica y la conducción de procesos de creación literaria, he identificado que cuando los escribientes partimos de lo más próximo y de interés para nosotros mismos –a saber, nuestras propias vivencias–, enfrentamos y vencemos los miedos que a menudo acompañan a la experiencia de escribir. En este hacer, que se torna reflexivo en la medida en que vamos teorizando a partir de nuestra propia experiencia como escribientes, asimismo podemos desplegar nuestra creatividad por medio de la aplicación de técnicas que nos provean de diversos recursos para comunicar mejor nuestras ideas y emociones, a través de la palabra escrita. Este proceso, además, cuando es vivido como una historia compartida, posibilita que unos nos apoyemos con otros y acrecentemos nuestra motivación y compromiso con nuestros proyectos personales de escritura. Ésta es la esencia del Taller, escribir juntos; y, al mismo tiempo, hacerlo cada vez más pensando en ese otro que es el lector de lo que se crea y publica, para que el “estar” en el mundo de cada uno, trascienda y toque otras vidas, para participar de esta manera de la experiencia de crear cultura, de transformarla para bien.
     En el sentido de lo anterior, el Taller de creación literaria se torna en un espacio facilitador del descubrimiento de cada participante, como una voz única que narra una experiencia irrepetible y, con esto, corrobora el valor esencial de la literatura: afirmar nuestra condición humana.

Dinámica de las clases
En las sesiones de clase los participantes experimentarán diversas técnicas, derivadas de los aportes teóricos de diversos escritores sobre la naturaleza, motivaciones y exigencias del proceso creador en literatura.
     Aunado a ello, revisaremos y corregiremos textos inéditos de los participantes, generados a partir del trabajo durante las clases. Para concluir las fases del proceso de escritura con la publicación, además los participantes leerán sus escritos mejor logrados en una tertulia literaria, y estos textos serán publicados en una revista.

Utensilios de trabajo
Cada participante se acompañará de un cuaderno para la planeación y textualización de los primeros borradores.
     Posteriormente, para la fase de revisión-corrección conjunta en el Taller de los textos inéditos, se requerirá de los textos impresos, a fin de facilitarse las tareas correspondientes.

Sedes y calendarización
Grupo "CAM", enmarcado en el Programa de Formación Complementaria del Centro de Actualización del Magisterio de Iguala
CAM de Iguala. Carretera México-Acapulco, tramo Iguala-Chilpancingo. Km. 1.5, colonia Burócratas. Iguala, Gro.
Martes de 16:00 a 18:00 horas.
Inicio: 30 de agosto de 2011 (inscripción extemporánea hasta el 27 de septiembre).

Grupo "Plan de Ayala", independiente
Escuela Primaria Federal "Plan de Ayala". Ensenada esquina con Mazatlán, Col. Unidos por Guerrero. Iguala, Gro.
Jueves de 16:00 a 18:00 horas.
Inicio: 6 de octubre de 2011 (apertura sujeta a inscripción).

Informes
Al correo electrónico hermes.cam.iguala@gmail.com, o bien, al teléfono 3325231, con Hermes Castañeda Caudana. 

Porque quizá haya alguien a quien le importe nuestra vida, para algo más que para hacerla pedazos...

domingo, 18 de septiembre de 2011

Las palabras dan alas [1]


Hermes Castañeda Caudana
Ana habla para Sara, las más granadas palabras:
     –Sara, ¡las palabras dan alas! Ámalas.
     –¿Amarlas, Ana? ¡Tal hazaña! ¡Las palabras jamás dan la cara!
     –¿Hazaña, Sara? Las palabras hablan tras cada faz, ¡hablan al alma! ¡Cantan a la mañana! Hazlas andar, ¡las palabras andan! Andan al alba, ¡cantan!
     –¿Cantan, Ana? ¿Las palabras tan amargas? Las palabras hartan hasta a la más santa. ¡Las palabras dan sarna!
     –¡Basta, Sara! ¡La sarna da nada más a las calladas! Las palabras dan pan, dan casa.
     –¿Casa, Ana?
     –Las palabras alzan la más alta casa, la casa amada, la casa más sacra, la casa aclamada al cantar las más caladas jaranas: ¡Casa armada para las palabras! ¡Para sanar al alma!
     –Ana, ¿al hablar cada alma sana?
     –¡Cada alma, cada cara, cada mañana, cada cantar, cada arpa! Callar da armas a la saña, a la patraña.
     – ¡Habla más, Ana, habla más! –clamaba Sara.
     –Las palabras dan paz, las palabras dan alas. Callar chala a las almas más sanas. Canta las palabras, Sara, ¡dan las ganas a cada mañana! ¡Ama las palabras!
     –Ana, amansas las ganas amargas para atajar las palabras. ¡Habla, habla...!
     –Las palabras arañan la cascada, bajan amansadas a la cañada. Las palabras bañan la casa alzada al cantar arpas, jaranas, maracas… ¡Las palabras sanan! Cada mañana claman al alba: “¡Ama, ama! ¡Amarás cada cara, cada alma!”
     Tras hablar Ana, Sara callaba.
     –Sara, ¿ya las amas? ¿A las palabras? –habla Ana tras charla tan larga (ya cansada, mas agasajada).
     –Las palabras dan alas, Ana. “¡Ámalas, ámalas!” Claman las almas jamás ya calladas. Ana, ¡tan sagaz! ¡Salvas a las atascadas! ¡Maga!
     –Maga jamás, Sara. La más rara. Para las calladas, la mala, la más chalada. Llamada Ana, la atarantada. Para las más salsas, Ana: ¡la más amada! La alada, jamás atada. Bañada cada mañana al cantar las sagradas, amadas… palabras.


[1] Cuento inspirado en “Los locos somos otro cosmos” de Óscar de la Borbolla –quien algún día será mi maestro en algún taller de creación literaria–. Tuve la suerte de leer este texto –que disfruté tanto que rondó mi cabeza hasta que terminé por escribir– en el capítulo “La historia subterránea” del Manual de creación literaria del mismo autor.



domingo, 11 de septiembre de 2011

Un pájaro a punto de volar


Hermes Castañeda Caudana

–Este semestre leeremos dos cuentos de Patricia Highsmith en el seminario –anunció la maestra y, el aprendiz, no hizo sino preguntarse quién era aquella escritora y por qué, precisamente, serían dos cuentos suyos los que le desvelarían los secretos para la construcción del personaje en la obra literaria, tal como había explicado con anticipación, la maestra que sucedería.
     Él se retiró a casa, pensando todo el camino en el autobús de regreso a su rutina, qué misterios entrañaría aquel raro título del libro que deseaba ya tener entre sus manos, para sumergirse en las historias tan elogiadas por su profesora, hijas de la pluma de aquella literata nacida en los años veinte del siglo pasado, que lucía tan enigmática –lo supo esa misma noche– en la portada del libro indicado, de quien además se decía con entusiasmo en la web que escribía acerca de los hombres, “como escribiría una araña acerca de las moscas”.
     –Pájaros a punto de volar –repitió para sí mismo una y otra vez, probando con diferentes tonos e intensidades de voz, en una especie de invocación de los seres que poblarían los cuentos señalados, el día en que por fin, tuvo un ejemplar entre sus manos.
     En silencio, con jugo de magueyes y de toronja gasificada, se bebió también una sola noche, las dos historias: Una mañana extraordinaria y, la que dio nombre al libro, Pájaros a punto de volar. En la primera, un taxista neoyorkino decide cambiar de aires y se muda a un pueblo tranquilo, un verdadero paraíso donde la gente es amable y sencilla y lo acoge con la familiaridad de quien lo ha conocido de toda la vida. En la segunda, un amante ilusionado espera con ansia la carta que alimente su esperanza, en que ella no ha olvidado aquellos locos días junto a él, cuando el mundo eran ambos y nada más. El paraíso, sin embargo, dejó pronto de serlo para Aaron, el protagonista del primero de los cuentos. En el segundo, la ilusión fue desplazada por angustia y desesperación, para Don.
     –Brillante –dijo el lector tras un suspiro, en que aprovechó también para inhalar el humo de la tercera varita de incienso, que perfumaba su noche en compañía de aquel libro que, como pocos, lo había hechizado.
     Una vez más, el estudiante busca la página 127 y lee en voz alta: “Todas las mañanas, Don miraba el buzón, pero nunca había carta de ella”. ¡Quiere abrevar otra vez del genio de la autora! Una mañana extraordinaria, con su despliegue de conocimiento de la psique humana y sus recovecos lo ha estremecido, pero Pájaros a punto de volar, que se precipita a disfrutar de nuevo con mayor avidez incluso que la primera ocasión en que lo hizo, simplemente le ha parecido una obra de arte. Hambrientos de palabras, los ojos le revelan las siguientes frases:
     “No habrá tenido tiempo, se decía. Repasaba mentalmente todas las cosas que ella tenía que hacer: llevar sus pertenencias de Roma a París, encontrar un apartamento al llegar a París y empezar su nuevo trabajo, antes de sentarse a escribirle una carta”.
     –¿No es así como se explica uno lo que quizá sea olvido del otro o una clara señal de la no correspondencia a lo que siente aquél que cometió el error de enamorarse tras un encuentro fortuito? –se pregunta el amante, y en su planteamiento está la respuesta.
     Recuerda aquella vez en que aguardó esa llamada, aquel correo electrónico, una carta… ¡Ay! La presencia del ser amado que nunca llegó.
     –Sí –se dijo–, como Don, ¡también hurgaría en el buzón del vecino!, desesperado por la falta de alimento a la esperanza que sin respuesta se convierte en congoja, y después… ¡en locura! Quizá también, como él, al descubrir que hay otra alma anhelante no correspondida que escribe a ese otro hombre sin rostro que a su vez ignora las súplicas de esa otra chica, yo habría tomado su lugar para consolarla e, incluso, para citarla en aquel sitio, adonde después, ¿qué haría después? Sí, improvisaría…
     Por eso, le sorprendió sobremanera cuando en la siguiente de sus clases, algunas estudiantes del seminario dijeron haberse horrorizado cuando Don da fecha, hora y lugar al encuentro con la mujer que representa el correlato de su pena, a quien su vecino desprecia e ignora. Y al estar ahí, lo que hace no corresponde a lo que éticamente, convencionalmente o quién sabe por qué, se supone que él tendría que hacer.
     –¿Y por qué tendría que hacerlo? –se pregunta de vuelta en su casa, el escribiente, en medio de la quietud que anuncia la hora más serena de la madrugada y añade– ¡Si sólo somos humanos! –a la vez que teclea aquella misma exclamación, en su fiel computadora.
     –¡Ese es el secreto! –se habla a sí mismo en voz alta, y alborota a los perros que descansan a sus pies, y a los murciélagos que revolotean en el cirián cuya sombra se dibuja desde la mesa donde escribe– ¡Don es como cualquiera! ¡Como yo! ¡Es un ser humano imperfecto, lastimado, con el corazón vapuleado! ¡No es un monstruo ni un canalla!
     –Al menos –repite para sí mismo ya entre sollozos–, Don tuvo el valor de pronunciar esas palabras (“Lo siento, lo siento…”), que yo hubiera deseado escuchar aquellas veces, en que simplemente el objeto de mi afecto o mi pasión, no llegó a una cita, ni llamó, ni escribió una sola línea. Con distintos nombres, he mirado el rostro de la más cruel indiferencia, del desengaño. Las lágrimas de Don, el personaje perfectamente construido de Highsmith, expiaron su culpa y, a la vez, le reavivaron la esperanza. Como él, también después de sentir morirse mi ilusión por mirar de nuevo a quien quizá no deseaba verme ya nunca, alimenté una esperanza, fabriqué una mentira, creí en mil excusas y contratiempos que le habían impedido escribir, llamar, acudir a la cita... También, como Don, lloré mi tormento para después esperar de nuevo, pacientemente, las señales de vida anheladas.
     –Igual que Don –pensó también, aunque ya no lo dijo por temor a ser escuchado por sus propios oídos– he impedido el vuelo de las aves que han sido un bálsamo para mi propio mal, a costa de lastimarles dolorosamente las alas.
     –Los humanos no somos perfectos –se repitió el aprendiz, el lector, el estudiante, el escribiente, el amante.
     Tomó entre sus manos de nuevo el libro. Aspiró otra bocanada de incienso. Oyó a lo lejos el cantar de un gallo trasnochado mientras llenaba otra vez su vaso de tequila con refresco de toronja, y dejó por unos momentos de atacar el teclado, para posar la mirada en un espejo próximo. En su reflejo, se reconoció transmutado en el pájaro que siempre había sido. Eternamente a punto de volar.
     Escríbanme: el_ladron_de_libros@live.com.mx


domingo, 4 de septiembre de 2011

Con ustedes: ¡Los resultados del Segundo Certamen de texto autobiográfico “Rosa Nissán”!



Hermes Castañeda Caudana
Hoy es un día de fiesta para los amantes de la literatura. ¿El motivo del festejo? ¡Los resultados del Segundo Certamen de texto autobiográfico “Rosa Nissán”! Evento, celebrado por segundo año consecutivo, en el afán de consolidar la red de nuevos creadores que juntos hemos conformado. Este año, se inscribieron trabajos de autores de diversas procedencias: Guerrero, el Estado de México y Morelos. Estos escritos, fueron valorados bajo la mirada atenta y conocedora de escritores experimentados, a quienes agradezco el arduo trabajo realizado para seleccionar aquellos textos que serían distinguidos como Ganadores, o bien, reconocidos con una Mención Honorífica. Mil gracias a María Guadalupe Calles Salazar, José I. Delgado Bahena y a David René Thierry García, por apoyarme en esta iniciativa. Además de sus valoraciones, sus aportes con toda certeza avivarán en cada uno de los participantes, la llama interna que los ha llevado a elegir a la literatura, como el vehículo para reclamar su lugar en el mundo, y hacerse escuchar y trascender.
     Una vez revisados minuciosamente los escritos recibidos para su participación en el Certamen, y concentradas las puntuaciones de los jurados con base en los criterios de Manejo de los aspectos formales de la escritura, Consistencia entre el tema, trama y desarrollo, Empleo creativo de diversos recursos literarios, Originalidad en el estilo, y Calidad narrativa, se designaron los siguientes como Ganadores:
     La mentira que alimenta una ilusión, firmado por La escritora Tokio, que una vez abierta la plica correspondiente, se identificó como Reyna Geovanna Díaz Peralta (Teloloapan, Gro). Texto que a juicio del jurado, aborda “un tema desgraciadamente muy actual y doloroso, que, escrito de esta forma, transmite la ansiedad y pesar de la autora” (María Guadalupe Calles Salazar –Lupita Calles–). Ello, además se complementa con “una narración sólida y bien realizada” (David René Thierry García –David Thierry–).
     Querido diario, cuyo autor –Manuel González López (Iguala, Gro.)–, bajo el pseudónimo Ausente consigue, a juicio del jurado, “un buen  trabajo: emotivo y ágil” (Lupita Calles). Así como, “un buen manejo del estilo” (David Thierry). Además, añade Lupita Calles: “La descripción que hace de su padre y sus sentimientos me encantó, así como la forma en que habla de la vida en el campo”.
     Dedicarme a la investigación a los 40, escrito firmado por Gabriela Vizzuette; pseudónimo que corresponde a Rocío Aída Gómez Garduño (Cuernavaca, Mor.). Autora sobre quien comentó Lupita Calles que: “Redacta muy bien y me gustaría leer el libro que escribió”. Acerca del texto, asimismo, David Thierry comentó lo siguiente: “Tiene un buen ritmo y permite empatía en el lector”.
     Con base en los mismos criterios ya señalados, la suma de las puntuaciones otorgadas por los tres jurados, condujo a distinguir los siguientes escritos con una Mención Honorífica:
     Entre nubes, de Berenice Méndez Medina (San Vicente Palapa, Gro.), quien firmó su creación como Estrella de la noche. El texto presentado, “resulta pintoresco y es capaz de evocar lo que se lee” (David Thierry). Además, se distingue como un “muy bonito relato, bien narrado, con sentimientos encontrados que se pueden percibir con la narración de la autora o autor” (Lupita Calles).
     La luz de mis ojos, firmado por ÁmbarMaría Guadalupe González Barrera (Naucalpan de Juárez, Estado de México)–. “Lo más valioso de este texto es que habla de la percepción del personaje ante su deficiencia  visual, algo que es difícil expresar. Buen texto autobiográfico” (Lupita Calles).
     Nuestro primer encuentro. El autor, Alberto Castrejón Reyes (Huitzuco, Gro.) –quien firma como El impetuoso literato–, hace gala –a juicio de Lupita Calles–, de "un gran valor y responsabilidad ante los hechos que se relatan". En la narración, no obstante, “hace falta respetar las formas literarias”, de acuerdo con David Thierry.
     Finalmente, hago mi mayor Reconocimiento a todos los autores de los textos que, sin resultar seleccionados como Ganadores o Menciones, han demostrado un gran valor al escribir episodios significativos de su existir, abriendo camino además, en este esfuerzo que realizamos juntos, bajo la convicción de que quizá haya alguien a quien le importe nuestra vida, para algo más que para hacerla pedazos...
     Con regocijo, igualmente les comparto que en el mes de noviembre, será publicado el primer número de la Revista “Escribir nuestra vida”, donde se compilarán además de los textos seleccionados como Ganadores o Menciones, cinco escritos más, que resultaron Finalistas:
     Chusco viaje a la famosísima laguna de Tuxpan / Autor: Lehi Axel Jaimes Castañeda (Iguala, Gro.) / Pseudónimo: El amigo eterno de la madrugada.
     Un sueño más / Autor: Lenin Andrés Delgado Gil (Iguala, Gro.) / Pseudónimo: Ángel caído.
     Los sacrificios de estudiar / Autora: Elia Zuleyma Román Luna (Teloloapan, Gro.) / Pseudónimo: Luna negra.
     ¿Y tú? ¿Quieres comerte al mundo? / Autora: Violeta Salgado Ocampo (Arcelia, Gro.) / Pseudónimo: Eli Visedi.
     El miedo / Autora: Cintia Michelli Bahena González (Taxco, Gro.) / Pseudónimo: La asombrosa noche oscura.
     La premiación y lectura de los escritos distinguidos como Ganadores y Menciones Honoríficas del Segundo Certamen de texto autobiográfico “Rosa Nissán”, tendrá lugar el 14 de octubre de 2011 en el Museo a la Bandera y Santuario a la Patria de la Ciudad de Iguala de la Independencia, Gro., bajo la organización del Centro de Actualización del Magisterio de Iguala, y los blogs "Escribir nuestra vida" "El ladrón de libros"La cita es a partir de las cinco de la tarde. ¡Porque la fiesta apenas empieza!

Carta a un poeta sin tiempo


Bajo la sombra de mi Cirián.
Cierto día de septiembre de un año cualquiera.

Mi muy admirado señor Rilke:
Tuve conocimiento de usted, a través de las afables exaltaciones que despierta su persona en mi maestra Ethel Krauze, colega suya a quien seguramente ha conocido al convocarle ella cuando abrió alguno de sus libros y, juntos, continuaron la charla con tequila o con café, borrachos ambos de letras y extasiados en el instante supremo en que tocados por un ángel, el escritor entró en el alma de la lectora, a través de su mirada.
     Me disculpo, sin embargo, si mi primer y tímido acercamiento a su genio creador, fue a través de unas cartas que usted escribió sin proponérselo –porque tienen un destinatario particular–, a generaciones enteras de nuevos escritores, y no por medio de saborear sus poemas que, para este instante, atraen acaso más mi interés, que si en primer lugar me hubiera acercado a ellos, en vez de husmear, como aquel personaje de Patricia Highsmith en Pájaros a punto de volar, en el buzón de otro para violar la privacidad de su correspondencia.
     Quedé prendado de usted y su mirada del mundo, conforme me adentré de su mano entre los clandestinos laberintos, de los secretos desvelados a otro que no soy yo, pero sentí serlo en muchos momentos donde incluso lo que usted le aconseja al joven poeta –por ejemplo, acerca de cómo enfrentar la tristeza–, me parece tan destinado a mí como el más personal de los mails o las frases de consuelo en el muro del Facebook, que me brindara algún amigo, cercano o distante, al conocer por mi decir las aflicciones que en estos días aciagos, no me dejan vivir tranquilo.
     Esa tristeza me llevó a coger con desgano aquel libro que me sugirió ella –Ethel, ¿quién más?– y, tras darle una vuelta y otra al asunto, leí por fin esas diez Cartas a un joven poeta, que de haber sido escritas para mí me habrían hecho declararme tan suyo, mi señor, como usted revela en alguna despedida que lo fue en sus afectos al novel escritor cuyas dudas disipó –estoy seguro de ello– con creces.
     Debo decir, honestamente, que hubo varios momentos durante mi lectura de aquellas misivas, en que sentí erizada la piel al parecer que usted leía mi mente cuando aborda con nitidez y pericia, cuestiones cruciales del oficio de escritor. Yo, mi señor, como usted aconseja a su pupilo –no precisamente en la hora más serena sino en la más bella, de muchas madrugadas–, con la frente perlada de sudor y la duda martilleándome la sien, me he preguntado si esto que siento por la literatura acaso es solamente un espejismo o si, por el contrario, en verdad obedece a mi sentido más genuino de estar en el mundo.
     Le confieso, que a veces preferiría no haber cobrado jamás cierta conciencia de la complejidad que implica el buen manejo de la palabra escrita, y continuar así creyendo que yo sabía escribir, como también pensé que sabía lo que deseaba hacer con los años restantes de mi vida, antes de mirar mi reflejo posible en ella –Ethel, ¡quién más!–, la mujer de cuya mano me fue robado el sueño y la tranquilidad, apenas entrar aquel fatídico día a la primera de sus clases, donde sembró en mí la semilla que creció con cada una de sus enseñanzas, hasta volverse un árbol frondoso que bebe mi agua de vida desde muy adentro de mi pecho, y me oprime, camina y me persigue, porque desde entonces no hago sino pensarme como aquel artista que todavía no puedo ser.
     Aconséjeme usted, Rilke, se lo suplico. Dígame cómo abrazo con mi aliento de vida a esta ilusión, armado rudimentariamente con un pobre puñado de palabras y un torrente de emociones, a los que no sé –como el escultor bien lo hace con el mármol–, arrancarle las hermosas formas que se adivinan tras la piedra, y que yacen todavía escondidas, sin permitirme desvelarlas…
     Explíqueme cómo enfrento mi temor, y que el árbol que de aquella semilla me ha brotado, pueda alimentarme con sus jugosos frutos todavía no logrados porque las flores que ocasionalmente da, se desprenden y caen desconsoladas sobre el suelo de mi rutinaria vida, donde hay poco lugar para el arte.
     A cambio de su consejo, generoso y sabio como lo fue para Kappus  –el hombre al que robé, desesperado, la intimidad de las cartas que usted escribió–, le prometo un sí definitivo a mi necesidad de escribir. Adiestre mi mano, déjeme ver a sus musas desnudas. Deseo que mi sentir se transforme en poema que respire a través de las hojas del árbol que me habita, y que está sediento, vivo y, pese a todo, floreciendo.

     Suyo,
     Este loco –y envejecido ya desde la plena juventud–, aspirante a literato.